Codex 2025: Nuevos LMR y directrices para reforzar la inocuidad alimentaria mundial
La Comisión del Codex Alimentarius (CAC48) aprobó más de 700 nuevos textos normativos, incluyendo 340 Límites Máximos de Residuos y 377 disposiciones de aditivos para blindar la inocuidad global. Se adoptó el Plan Estratégico 2026-2031 con enfoque One Health y digitalización, además de nuevas normas para productos como leche de camella y lulo. El encuentro subrayó la urgencia de garantizar financiamiento sostenible para el asesoramiento científico internacional.
El Codex Alimentarius se renueva este 2025 con nuevos Límites Máximos de Residuos (LMR) y directrices para reforzar la inocuidad alimentaria mundial. Durante la 48va reunión de la Comisión del Codex Alimentarius (CAC48), celebrada en Roma, Italia, entre el 10 y el 14 de noviembre, los 189 países miembros aprobaron uno de los paquetes normativos más extensos de la última década.
Dicho organismo —establecido conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1963— avaló más de 700 textos nuevos o revisados, incluyendo 340 Límites Máximos de Residuos (LMR) y 377 disposiciones para aditivos alimentarios.
Cabe señalar que, esta no ha sido la única reunión de la Comisión a lo largo del año; de acuerdo con el calendario de su sitio web, este 2025 hubo 16 encuentros, aunque algunos fueron regionales y en otros sí se trataron temas coincidentes para todos los miembros como:
- Codex sobre Frutas y Hortalizas Frescas (CCFFV23). Celebrado en Ciudad de México entre el 25 de febrero y el 1 de marzo.
- Codex sobre Aditivos Alimentarios (CCFA55). Seúl, Corea del Sur entre el 24 y el 28 de marzo.
- Codex sobre Cereales, Legumbres y Leguminosas (CCCPL11). Por correspondencia entre el 7 y el 30 de abril.
- Codex sobre Métodos de Análisis y Toma de Muestras (CCMAS44). Virtual, entre el 5 y el 14 de mayo.
- Codex sobre Principios Generales (CCGP34). Lille, Francia entre el 2 y el 6 de junio.
- Codex sobre Contaminantes de los Alimentos (CCCF18). Bangkok, Tailandia entre el 26 y 27 de junio.
- Codex sobre Residuos de Plaguicidas (CCPR56). Santiago, Chile entre el 8 y el 13 de septiembre.
- Codex sobre Especias y Hierbas Culinarias (CCSCH8). Guwahati, Assam (India) entre el 13 y el 17 de octubre.
- Codex sobre Higiene de los Alimentos (CCFH55). Nashville, Tennessee (EU) a celebrarse del 15 al 19 de diciembre.
La diferencia entre estas reuniones y la celebrada en la sede de la FAO en Roma, el pasado noviembre, está en que las primeras estaban dirigidas a comités específicos y la última fue de la Comisión del Codex Alimentarius (CAC48) a la que asistieron 122 Estados Miembros y 36 observadores, donde se aprobaron nuevas normas, trabajos, revisiones, discontinuaciones, temas de financiamiento y adopción del marco estratégico 2026-2031.
¿Cuál es la importancia del Codex Alimentarius?
El Codex Alimentarius, o “Código Alimentario”, es un conjunto de normas y directrices internacionales que funge como el organismo de referencia mundial para estandarizar la inocuidad y la calidad de los alimentos, su relevancia se cimienta en cuatro pilares esenciales:
1). Protección de la salud del consumidor. El Codex define límites seguros para aditivos, plaguicidas y contaminantes mediante evaluaciones científicas realizadas por órganos expertos de la FAO y la OMS (como JMPR y JECFA). En 2025, por ejemplo, se adoptaron 340 nuevos LMR y límites para plomo en especias, reduciendo riesgos de exposición y contribuyendo al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3 sobre salud.
2). Facilitación del comercio internacional. Las normas del Codex son la referencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) bajo el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF), lo que evita barreras sanitarias injustificadas y permite resolver disputas comerciales. Esta armonización abre mercados a países pequeños; un caso ejemplar es la norma del cardamomo negro, impulsada por Bután, India y Nepal, que fortaleció la competitividad regional.
3). Armonización legislativa global. Los textos del Codex guían marcos regulatorios nacionales, reducen costos y generan coherencia entre países. Según el nuevo marco estratégico, 92% de los miembros usan sus normas para actualizar leyes y políticas. Eventos internacionales recientes, como la Cumbre Mundial de Reguladores Alimentarios 2025, lo reconocen como punto central de la infraestructura global de seguridad alimentaria.
4). Capacidad de adaptación frente a nuevos desafíos. El Codex evoluciona para regular tecnologías emergentes, nuevos sistemas de producción y prácticas de etiquetado digital. Su labor también impulsa la sostenibilidad alimentaria y contribuye a los ODS 2 y 12. La magnitud de su trabajo quedó demostrada en la CAC48, donde se adoptaron aproximadamente 720 normas nuevas y revisadas.
Haciendo una analogía con el “sistema métrico”, digamos que, antes de la existencia del Codex, cada país medía la seguridad con su propia “regla”, lo que hacía casi imposible que un agricultor en un país vendiera sus productos en otros sin enfrentar conflictos o riesgos. Este Código, proporciona una unidad de medida universal y científica, mediante la cual, cuando una nación dice que un alimento es “seguro” o “de primera calidad”, todos lo demás entienden exactamente qué características lo definen como tal, procurando inocuidad en los productos y fluidez en el comercio internacional.
¿Por qué fue relevante la última reunión de la Comisión del Codex Alimentarius (CAC48)?
Es importante señalar que, dada la magnitud de su impacto en la salud pública y el comercio internacional, el Codex está en continúa renovación y cada año se generan actualizaciones a través de las sesiones anuales de la Comisión. Sin embargo, existe un “Plan Estratégico”, que define objetivos, metas y prioridades para un periodo determinado; por ejemplo, el último abarca de 2020 a 2025.
La trascendencia de esta última reunión de la Comisión del Codex Alimentarius (CAC48), no solo radica en la aprobación de nuevas actualizaciones, sino en la adopción de un marco de seguimiento del “Plan Estratégico 2026-2031”, pero ¿cuáles serán las diferencias entre esta versión y la del “Plan Estratégico 2020-2025?
Los cambios más significativos se concentran en cuatro áreas clave: estructura, cooperación internacional, modernización tecnológica y enfoque sanitario.
1). Reestructuración de metas: de 5 a 4 y con mayor integración. El cambio estructural más visible es la consolidación de las metas estratégicas:
2020–2025. 5 metas separadas, incluyendo “participación de los miembros” y “gestión del trabajo” como objetivos distintos, además de separar la identificación de nuevas cuestiones del desarrollo científico de normas.
2026–2031. 4 metas.
- La participación ya no es un objetivo aislado: pasa a integrarse dentro de la Meta 2, dedicada a mejorar sistemas y prácticas de gestión.
- Las antiguas metas sobre nuevas cuestiones y ciencia se fusionan conceptualmente en la Meta 1, enfocada en desarrollar normas basadas en ciencia que respondan a las necesidades de los miembros.
Resultado: Un Codex más compacto, coherente y orientado a procesos integrados.
2). Nueva Meta: Relaciones Internacionales. El plan 2026–2031 incorpora por primera vez una meta explícita para la coordinación internacional:
- Meta 3: “Fortalecer las relaciones con organizaciones internacionales pertinentes para abordar desafíos globales”.
Su propósito es mejorar la coherencia entre FAO, OMS, OMSA, OMC y otros organismos técnicos, identificar vacíos regulatorios globales y fortalecer la acción conjunta frente a riesgos transfronterizos. Los observadores celebraron esta meta como un avance estructural importante.
3). Enfoque tecnológico: digitalización e inteligencia artificial. El nuevo plan incorpora herramientas modernas de gestión que no existían en el ciclo anterior; por ejemplo:
Meta 2.1 (2026–2031). Modernizar sistemas aprovechando tecnologías digitales. Además, también propone:
- Uso de IA para generar informes narrativos.
- Análisis automatizado de presencia en línea del Codex.
- Monitoreo de desempeño con herramientas digitales.
En contraste, el plan 2020–2025 solo mencionaba eficiencia operacional sin nombrar tecnologías específicas.
4). Integración del enfoque “Una Salud” (One Health). Aunque el plan anterior estaba alineado a los ODS, el nuevo plan incorpora explícitamente el enfoque One Health:
2020–2025. Énfasis en ODS (2, 3, 12 y 17).
2026–2031. One Health aparece formalmente en Meta 4.2, midiendo:
- El uso de textos Codex en políticas de salud global.
- La coherencia entre salud humana, animal y ambiental.
- Alineación con FAO, OMS y OMSA.
Con ello, el Codex reconoce que la inocuidad alimentaria depende de sistemas sanitarios interconectados.
5). Evolución del marco de seguimiento: mayor rigor y flexibilidad. El nuevo marco introduce cambios sustanciales:
- Indicadores SMART. Más específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos definidos.
- Continuidad y renovación. Se mantienen algunos indicadores del ciclo anterior (por ejemplo, puntualidad en documentos), pero otros requieren nuevas líneas base debido a cambios en las metas.
- Revisión bianual. El marco podrá ajustarse tras los primeros dos años de implementación, lo que convierte al Codex en una entidad regulatoria más dinámica y adaptativa.
En conjunto, el Plan Estratégico 2026–2031 representa una evolución hacia un Codex más moderno, interconectado y basado en datos, caracterizado por una mayor integración interna (menos metas, mejor alineación), cooperación internacional como objetivo central, adopción explícita de herramientas tecnológicas e inteligencia artificial, enfoque sanitario ampliado bajo el marco One Health y un sistema de seguimiento más riguroso y revisable.
Hito Codex 2025: Nuevas normas de seguridad química
Ahora que hemos mencionado la importancia del Codex y cuáles son las actualizaciones del Plan Estratégico 2026-2031, volvamos a otro de los objetivos de este artículo: Revisar en qué consisten las 720 normas nuevas y revisadas, la mayoría de ellas centradas en los límites químicos y directrices técnicas, aprobadas en la pasada CAC48.
Los más de 700 “textos del Codex” que fueron aprobados incluyen normas internacionales completas, códigos de prácticas, directrices, métodos de análisis, niveles máximos de contaminantes y residuos, adiciones y revisiones al GSFA (General Standard for Food Additives), revisiones de normas existentes, nuevos trabajos aprobados y revocaciones o discontinuaciones de normas obsoletas.
Entre las directrices avaladas, se encuentran 340 Límites Máximos de Residuos (LMR) y 377 disposiciones para aditivos alimentarios. La razón de su tamaño sin precedentes, considerado su mayor salto normativo en una década, se explica por cuatro factores:
a). Acumulación de trabajos pendientes por limitada capacidad científica. Durante años, el JMPR, JECFA y JEMRA operaron con recursos científicos insuficientes, generando una lista creciente de evaluaciones solicitadas por los Estados Miembros. En 2025, varios dictámenes finalmente pudieron completarse.
b). Emergencia de nuevos riesgos alimentarios. Micotoxinas incrementadas por cambio climático, patógenos nuevos, sustancias químicas emergentes, ingredientes novedosos, así como nuevos modelos productivos (proteínas alternativas, agricultura celular).
c). Necesidad de armonización acelerada. Con el aumento en disputas comerciales SPS/TBT en la OMC, los países presionaron para actualizar normas que reduzcan fricciones y rechazos en frontera.
- d) Revisión sistemática del corpus normativo del Codex. El Codex revisó, depuró o actualizó numerosos textos antiguos para evitar duplicidades y asegurar consistencia con metodologías modernas.
Nuevos LMR: ciencia, comercio y protección del consumidor
Los 340 Límites Máximos de Residuos (LMR) adoptados por la CAC48 son producto directo del trabajo de la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas (JMPR, por sus siglas en inglés) que evalúa: Toxicidad, exposición dietaria, metabolismo del compuesto en plantas o animales, residuos después de aplicar Buenas Prácticas Agrícolas y riesgo acumulativo o crónico.
Este proceso integra estudios toxicológicos de corto y largo plazo, informes de campo provenientes de distintos países, datos de consumo alimentario y análisis de riesgos específicos por región.
A diferencia de la percepción pública, los LMR no son límites de seguridad toxicológica, sino umbrales regulatorios diseñados para asegurar que los residuos presentes en un alimento sean compatibles con las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y con la ingesta prevista por la población.
Esto implica que:
- No representan el umbral a partir del cual un alimento se vuelve tóxico.
- No implican riesgo directo para el consumidor.
- No corresponden a la dosis que causa daño.
- No reflejan acumulación peligrosa.
Y no indican la presencia de contaminación ilegal, sino simplemente el nivel máximo que puede aparecer incluso tras un uso correcto del fitosanitario.
Para garantizar que estos límites sean protectores, los científicos del JMPR calculan la Ingesta Diaria Admisible (IDA) a partir de estudios animales y epidemiológicos, aplicando factores de seguridad extremadamente conservadores. En términos prácticos, la IDA es 100 veces menor que la dosis más baja que no produjo efectos adversos en estudios toxicológicos, y es sobre esta base ultra-protectora que se calculan los LMR.
El Codex, la FAO y la OMS resaltaron durante la CAC48 que, incluso si los alimentos contienen la cantidad máxima permitida, sería necesario un consumo extraordinario y poco realista para acercarse a la IDA. Por ello, exceder el LMR no significa que el alimento sea peligroso, sino que probablemente no se siguieron adecuadamente las BPA, lo que activa medidas correctivas en producción, trazabilidad o comercio.
Un ejemplo ampliamente citado, consistente con análisis del Instituto para la Cooperación Científica en Ambiente y Salud (ICCAS), es la demostración matemática según la cual un adulto tendría que ingerir 150 kg de peras en un solo día para aproximarse a la IDA de una sustancia utilizada como referencia. Este tipo de datos permite comunicar de manera clara que los LMR operan dentro de un margen de seguridad muy amplio.
La aprobación de 340 nuevos LMR en 2025 tiene implicaciones directas para el comercio exterior porque armoniza criterios entre países, reduce rechazos en frontera, da certidumbre a productores y exportadores, y fortalece la trazabilidad en cadenas agroalimentarias globales.
Además, facilita que los países importadores, incluyendo México, actualicen sus listas nacionales, manteniendo coherencia con normas internacionales y evitando que divergencias normativas se conviertan en barreras técnicas.
¿Por qué tantos LMR en 2025?
En palabras de la FAO, los LMR funcionan como un puente entre la ciencia y el comercio, garantizando que los productos circulen en mercados mundiales con parámetros verificables, interpretables y consistentes. Por ello, su adopción masiva en 2025 representa no solo un avance científico, sino también un paso fundamental hacia cadenas de suministro más eficientes, seguras y transparentes.
La adopción de un gran número de LMR se debe a varios factores:
- Nuevos plaguicidas y usos agrícolas. La industria agrícola ha desarrollado moléculas más selectivas, con perfiles toxicológicos más benignos. Cada una requiere evaluación y establecimiento de LMR globales.
- Reevaluaciones por actualización científica. Compuestos aprobados hace 20 o 30 años hoy requieren datos más refinados según nuevas metodologías de riesgo.
- Presión comercial internacional. Los países buscan reducir rechazos por incompatibilidad entre límites nacionales. La armonización mediante Codex reduce riesgo de barreras no arancelarias.
- Mayor exigencia de transparencia. La OMC exige que las decisiones SPS se basen en ciencia. Los países refuerzan su confianza cuando el LMR está respaldado por dictamen JMPR.
Cabe destacar que los nuevos LMR abarcan:
- Fungicidas y Herbicidas: Prochloraz, Propiconazole, Folpet, Tebuconazole, Acibenzolar-s-methyl, y Pydiflumetofen.
- Insecticidas y Acaricidas: Fipronil, Etofenprox, Novaluron, Phosmet, Methoprene , Fenpyroximate, Flubendiamide, y Tetraniliprole.
- Reguladores de Crecimiento: Clormecuat (en tejidos animales, huevos, y leches).
Asimismo, se revocaron LMR existentes, destacando los límites para Carbendazim (en granos de café y mango, con reserva de Colombia por el impacto en la producción), así como los límites para Amitraz y Fenthion.
También realizaron enmiendas editoriales para facilitar la futura armonización de LMR para compuestos de "Doble Uso" (plaguicidas y medicamentos veterinarios). Esto incluyó ajustar la definición de "grasa" en la Clasificación de alimentos y piensos y añadir una nota reguladora a los LMR para leches y grasas lácteas, indicando que se debe analizar la leche entera para los plaguicidas solubles en grasa.
No todos estuvieron de acuerdo con los nuevos LMR, la adopción de algunos de estos límites (especialmente Clormecuat, Folpet, Fipronil y Prochloraz) contó con las reservas de la Unión Europea, Noruega y Suiza, quienes argumentaron preocupaciones sobre la protección de la salud del consumidor.
Disposiciones para aditivos: actualización del GSFA y modernización tecnológica
Las 377 disposiciones nuevas y revisadas para aditivos alimentarios adoptadas en la CAC48 consistieron principalmente en la actualización de la Norma General para los Aditivos Alimentarios (GSFA, CXS 192-1995) y la armonización de estándares de productos específicos con esta norma general.
Para contextualizar, el GSFA es una de las herramientas normativas más complejas del Codex. Cada revisión implica cambios en niveles permitidos, inclusión o eliminación de sustancias, ajustes en categorías alimentarias, modificaciones en notas de uso e incorporación de nuevas tecnologías y matrices alimentarias.
Retomando el tema, los componentes clave de estas disposiciones sobre aditivos son:
1). Inclusión y revisión en la GSFA. El Comité del Codex sobre Aditivos Alimentarios (CCFA) adoptó el núcleo de las nuevas disposiciones dentro de la GSFA. No obstante, la Federación de Rusia expresó reservas sobre las disposiciones para el amaranto (INS 123), el caramelo III – caramelo al amoníaco (INS 150c) y el copolímero de metacrilato básico (BMC, INS 1205) en categorías de alimentos específicas
2). Armonización de Estándares de Productos. Una parte significativa de las 377 disposiciones se centró en alinear las normas de productos con la GSFA, lo que abarcó:
- Normas Regionales: Alineación con cinco normas del Comité Coordinador para Asia (CCASIA) y tres del Comité Coordinador para el Cercano Oriente (CCNE).
- Especias y Hierbas: Alineación con ocho normas del Comité sobre Especias y Hierbas Culinarias (CCSCH).
- Otras Normas: Inclusión de alineaciones para normas de Grasas y Aceites (CCFO) y Cereales, Legumbres y Leguminosas (CCCPL).
3). Revisiones específicas en normas de productos. Se aprobaron revisiones de las secciones de aditivos en normas individuales.
- Productos Procesados: Se revisaron las disposiciones para pepinos encurtidos (CXS 115-1981), frutas de hueso en conserva (CXS 242-2003) y confituras, jaleas y mermeladas (CXS 296-2009).
- Arroz y Sal: Se revisaron las secciones de aditivos de la Norma para el arroz (CXS 198-1995) y se adoptó una enmienda a la Norma para la sal de calidad alimentaria (CXS 150-1985).
4). Actualizaciones Técnicas. Se adoptaron textos técnicos esenciales:
- Especificaciones de identidad y pureza para su inclusión en la lista CXA 6-2024.
- Revisión de los Nombres genéricos y sistema internacional de numeración (INS) de aditivos alimentarios (CXG 36-1989).
- Se realizó una enmienda editorial para corregir las notas de uso del advantame (INS 969) en la categoría de análogos de la crema
Normas por producto: del desierto árabe a la región andina
Además de los nuevos LMR y disposiciones de aditivos, la CAC48 aprobó un conjunto de normas por producto que reflejan la capacidad del Codex para responder a un sistema alimentario global altamente diverso.
Estos textos normativos no solo atienden a mercados consolidados, sino también a cadenas emergentes, cultivos regionales y alimentos que requieren parámetros claros para participar en el comercio internacional.
Leche de camella pasteurizada. Esencial en regiones áridas del norte de África, Medio Oriente y Asia Central, enfrenta un crecimiento sostenido por su valor cultural, su composición nutricional y su potencial comercial. Sin embargo, carecía de un estándar armonizado que definiera requisitos de pasteurización, parámetros microbiológicos, contenidos mínimos de grasa, proteína y sólidos, criterios sensoriales y organolépticos, así como prácticas de higiene específicas para ganado camélido.
La nueva norma permite que países productores —como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Somalia, Etiopía y Kazajistán— puedan comercializar este producto con mayor certidumbre regulatoria, reduciendo variabilidad entre normativas nacionales y facilitando la expansión hacia mercados donde el producto aún es desconocido o escasamente regulado.
Dátiles frescos. Son un alimento clave en economías agrícolas de Medio Oriente, el norte de África y regiones desérticas. Antes de la CAC48, existían importantes diferencias entre países en cuanto a requisitos de humedad, tolerancia a defectos, manejo postcosecha, niveles permitidos de contaminantes y clasificación por madurez y variedad.
La nueva norma responde a la necesidad de homogeneizar calidad e inocuidad en un producto cuyo comercio internacional ha crecido con fuerza en la última década. Para países como Túnez, Egipto, Arabia Saudita y Emiratos Árabes, esta norma representa una herramienta que fortalece la competitividad global del sector, simplifica el cumplimiento exportador, mejora la confianza del consumidor y establece un lenguaje común entre productores, importadores y distribuidores.
ulo de Castilla. El lulo —o naranjilla— es un fruto emblemático de los Andes, especialmente en Colombia, Ecuador y Perú. Su valor cultural y gastronómico es alto, pero su potencial comercial estaba limitado por la falta de definiciones internacionales de calidad, límites para defectos, requisitos de madurez, parámetros físico-químicos y criterios para manejo postcosecha.
La adopción de esta norma dentro del Codex abre la puerta para que productores andinos puedan competir en mercados globales, estandarizando expectativas de calidad y permitiendo mayor integración en cadenas de valor regionales. También sirve como referencia para programas de certificación y para estrategias de agregación de valor (jugos, pulpas, ingredientes funcionales).
Aflatoxinas en maíz. El maíz, uno de los cereales más producidos y consumidos a nivel mundial, es particularmente vulnerable al desarrollo de aflatoxinas, metabolitos tóxicos producidos por hongos del género Aspergillus. La variabilidad climática —incremento de temperaturas, sequías prolongadas y humedad irregular— está aumentando el riesgo de contaminación en regiones que antes no enfrentaban este problema.
La revisión del Código de Prácticas incluye recomendaciones para manejo de campo, parámetros de humedad en cosecha y almacenamiento, estrategias de secado, control de infestaciones, mejores prácticas para transporte y procesamiento, así como requisitos para monitoreo y muestreo. Este ajuste normativo responde a la urgencia de reducir brotes de micotoxinas, que pueden generar pérdidas económicas millonarias y rechazos en frontera, además de riesgos severos para la salud humana.
El desafío estructural: financiar la ciencia que sostiene al Codex
Aunque la CAC48 fue celebrada como una de las reuniones más productivas del Codex en los últimos años, los delegados fueron claros en un punto crítico que atravesó gran parte de la agenda política y técnica: la sostenibilidad financiera del asesoramiento científico internacional.
Este es el pilar sobre el cual se construyen todas las decisiones del Codex —desde los nuevos LMR y aditivos aprobados en 2025 hasta las directrices para enfrentar riesgos emergentes— y, sin embargo, es también el eslabón más frágil de la cadena.
Durante las sesiones, varios países advirtieron que el ritmo acelerado de innovación en alimentos, el aumento de riesgos microbiológicos y químicos, y la complejidad de las cadenas de suministro globales han incrementado la demanda sobre los tres órganos científicos centrales del Codex:
Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA). Evalúa aditivos alimentarios, contaminantes y residuos de medicamentos veterinarios, además de establecer ingestas tolerables y niveles de referencia. Las industrias láctea, cárnica, acuícola y de alimentos infantiles dependen críticamente de su trabajo.
Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas (JMPR). Analiza toxicidad y exposición dietaria para establecer los LMR de plaguicidas. Sin sus evaluaciones, los comités del Codex no pueden aprobar límites nuevos ni revisar los existentes, lo que afecta directamente a agricultores, exportadores y laboratorios.
Reuniones Conjuntas FAO/OMS sobre Evaluación de Riesgos Microbiológicos (JEMRA). Evalúa riesgos microbiológicos, incluidos patógenos emergentes, resistencia antimicrobiana (RAM) y criterios de higiene para alimentos listos para consumo.
Sin financiamiento suficiente:
- Las evaluaciones científico-técnicas se retrasan.
- Los Comités del Codex no pueden adoptar o revisar normas.
- Países exportadores enfrentan incertidumbre regulatoria.
- Nuevos riesgos—como toxinas emergentes, contaminantes derivados del cambio climático y microorganismos resistentes—no pueden abordarse a tiempo.
- Se ralentiza la aprobación de aditivos y tecnologías innovadoras (p. ej., enzimas, coadyuvantes, ingredientes funcionales).
- Se compromete la vigilancia de alimentos infantiles, uno de los sectores más sensibles.
En otras palabras: si la ciencia se detiene, el Codex se paraliza. Por ello, esta preocupación se manifestó en la presentación oficial de la CAC48, donde se advirtió que “el fundamento científico del Codex se encuentra amenazado por la provisión insostenible de recursos”.
FAO y OMS llaman a proteger la columna vertebral del sistema alimentario
Las dos organizaciones fueron categóricas en que el Codex necesita asesoramiento científico oportuno, independiente y adecuadamente financiado para seguir operando como referencia mundial.
Esto exige fondos estables y multianuales, fortalecimiento de laboratorios regionales, inversión en vigilancia microbiológica, infraestructura para ensayos toxicológicos y de exposición, integración de herramientas digitales e inteligencia artificial para análisis de datos y nuevas plataformas de cooperación científica entre países.
La adopción del Marco de Seguimiento del Plan Estratégico 2026–2031 responde, en parte, a esta preocupación: ahora el Codex tendrá indicadores claros para medir si los avances normativos coinciden con las capacidades científicas disponibles.
Fuente: thefoodtech.com
5 diciembre 2025
